Mi madre hace un puchero muy rico, pero nada que ver con el de mi abuela, nadie hace el puchero como mi abuela. Creo que el único secreto es ponerle muchísimos avíos (añejos, corteza, costilla, tocino fresco, pollo…) y hacerlo despacito. No le pone verdura, ni zanahoria, ni patata, ni nada, solo garbanzos y carne. El caldo queda blanco y tan espeso que casi se puede cortar con un cuchillo.
A principios de este año mis abuelos estuvieron aquí de visita un día frío y con una niebla increíble. Para ambientarme el frigorífico mi abuela trajo un tupper de puchero y mi abuelo tres botes de sus aceitunas aliñás. Las aceitunas se acabaron no hace mucho y hoy ha sido el turno de la última ración de puchero.
Mi abuelo ha cumplido hoy 88 años, cuando le he llamado para felicitarle estaba tomándose una cervecita con mis padres y mis tíos. Después de hablar con él, he calentado el puchero y le he echado unos fideitos.
Así le dimos mi abuelo y yo la bienvenida a 1980.
Una idea sobre “El puchero de mi abuela”